REFLEXIÓN LECTURAS DEL DOMINGO 07 DE MARZO 2021
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)

Primera lectura

Lectura del Libro del Éxodo 20,1-17

Salmo

Salmo (18, 8.9.10.11)

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol  Pablo a los Corintios (1, 22–25)

Evangelio del día

Evangelio según San Juan 2, 13-25

Reflexión.

En las sagradas escrituras, en aquellos tiempos Dios dijo: “Ya te saqué de la esclavitud”, dio indicaciones muy precisas de adorarle solo a Él y nos dejo diez mandamientos. Así de encantadora es su palabra, Dios es actual y nos habla día a día, hoy, después de miles de años nos sigue pidiendo lo mismo y como buen padre nos corrige pero también actúa con infinita piedad. Como seres humanos, tenemos una dualidad dentro de nosotros: Luz y sombra. A veces nosotros mismos somos muy duros con nuestros juicios propios, nos exigimos y somos perfeccionistas, aprendamos a vernos con la mirada piadosa de Dios.

Reflexionemos en algo: Si quien pronuncia su nombre en falso no queda impune, imaginemos pronunciar su nombre para orar por el prójimo ¿Cuántas bendiciones obtendríamos?

En el texto bíblico del Éxodo, podemos leer que Dios se tardó muchos días en construir y uno en descansar. Esto podemos equipararlo a nuestro trabajo interior para poner más énfasis en tiempo que dedicamos a introspectar, a construir, a vivir edificantes. Busquemos crecimiento personal, ocupemos nuestro tiempo en cosas de provecho y que las distracciones de la vida diaria no perturben ni ocupen todos nuestros momentos.

Los diez mandamientos son actuales y son para nuestro beneficio. Los diez mandamientos son para ejecutarlos en nuestra cotidianidad cuando reprimo a mi hijo con amor, cuando manejo respetando señalizaciones de tránsito, cuando cumplo con mi horario en mi jornada labora, etc. “El buen trabajo para una convivencia fraterna es la justicia de Dios en mi vida”.

A veces pedimos a Dios señales por miedo, por no tener fe y estamos actuando como los judíos. A veces damos consejos si que nos lo pidan y actuamos como los griegos. Seamos mejor solo hijos de Dios que en el mismo rango de hermanos ayudemos, empaticemos y amemos.

San Juan hace referencia en su evangelio a la entrada de Jesús en el templo al ver a tantos vendedores, esto debiera ponernos a pensar en: ¿Cómo defiendo mi hogar? ¿Defiendo a mi esposo (a)? ¿Defiendo a mis amigos? ¿Lo hago con la autoridad amorosa que Jesús nos enseñó?.

Cuando Jesús dijo que podía construir de nuevo el tempo en tan solo tres días nos hablaba de su cuerpo, ese que iba a ser maltratado y ultrajado, ese que a veces yo vuelvo a maltratar con mis actitudes necias y de desamor. Jesús no hablaba de muros y

construcciones físicas, Él nos habla de reconstrucción, de redención, de salvación. Pensemos en que las palabras de Jesús son para gloria nuestra: Siempre hay un nuevo amanecer cuando se está dispuesto.

Señor, Tú que nos conoce a la perfección, ayúdanos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que nuestra conversión sea genuina y poder disfrutar aquí en vida de paz y tranquilidad con la esperanza de que al final del camino iremos a nuestro verdadero hogar.

Amen.

Por Anna Laura Mendoza

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